jueves, 18 de agosto de 2005

Parto de Daniela


El 17 de Agosto tenia cita con el ginecólogo para ver que tal iba todo. Llevaba la tarde con alguna que otra contracción, nada importante.
A las 8 y 20 salimos del médico, después de un tacto y una ecografía nos dijo que la cosa estaba cerca.
Habíamos quedado con Cris y Beni para celebrar el nuevo embarazo de ella. Fuimos a un italiano y después a pasear. Tenía ya contracciones no molestas
cada 20 minutos más o menos, pero no podía imaginar que la cosa era inminente. Llegamos a casa y las contracciones seguían. No podíamos dormir, pero
tampoco estábamos seguros de que ya hubiera llegado el momento de conocer a nuestra niña.
Nos pasamos la noche en vela, las contracciones eran cada muy poco, 3 o 5 minutos, pero como no eran nada dolorosas no sabíamos si había comenzado
ya el trabajo de parto. Incluso llamamos a mi hermana para preguntarle. A las 7 de la mañana del 18 de Agosto decidimos ir al hospital. Nos paramos
a desayunar. En este momento las contracciones empezaban a ser un poco molestas. Entramos en el hospital a las 8. Me exploraron, 2 cm de dilatación. había
mucha actividad en cuanto a contracciones, pero eran muy flojitas. La matrona nos dijo que estaba de parto, pero "poquito". Así
que llamó a mi ginecólogo y este le dijo que me quedara. Nos dieron habitación. Me pusieron allí mismo la vía y el enema y me bajaron
en camilla a la sala de dilatación.
Vinieron a ponerme la epidural y seguido la oxitocina. Me intentaron romper la bolsa, pero no parecía fácil. Le pedí a la matrona que espera a que me hiciera efecto la epidural porque me estaba doliendo.
Ahora solo quedaba esperar a dilatar. Estábamos muy contentos, no podíamos creer que por fin íbamos a conocer a Daniela, después
de tantos meses de espera y de habérnosla imaginado tantas veces. Teníamos una bolsita preparada con la ropita que le íbamos a poner a los pies de mi cama.
Sobre la una de la tarde vino mi ginecólogo y después de una exploración, dijo que paciencia, que era primeriza y que la cosa aunque iba bien
iba lenta. Pero pasaban las horas y no dilataba y a las 5 de la tarde la cosa seguía igual, 2 cm de dilatación. Nos insinuaron
que si la cosa seguía así tendrían que hacerme una cesárea. Eso me asustó mucho y me puse muy nerviosa.
Fue entonces cuando me retiraron la oxitocina. Las contracciones entonces bajaron mucho de intensidad y yo empecé a dormirme pensando
que conocería a mi bebé después de una cesárea. Pero para mi sorpresa cuando llego el ginecólogo a las 19:50 estaba de 9 cm.
Me dijo: venga vámonos.- A donde?- pregunté. El se rió y dijo: a parir, donde sino??
No me lo podía creer! Una inmensa alegría me hizo sacar fuerzas de donde creía que ya no tenía para ayudar a nacer a mi bebita.
Me llevaron al paritorio y me pusieron en el potro. Oscar aún no había llegado. Empujé dos veces mientras el ginecólogo empujaba con su brazo mi tripa.
En ese momento llegó Oscar, que se puso detrás mía, dispuesto a conocer a su niña. El pediatra que reconocería a Daniela empujaba mi tripa en las otras 3 veces que tuve que empujar.
El gine nos aviso de que iba a utilizar espátulas: "La vamos a sacar con calzador, vale?" Vale! pensé yo, pero quiero conocerla ya!
Así que 5 empujones y ya estaba la morenita más bonita del mundo con nosotros.
Nada más nacer se la llevaron sin enseñármela y le pregunté al papá: Tiene pelito?? -- Si mucho!
Empecé a preguntar si estaba bien, porque no la oía llorar y no me la habían enseñado.
-Claro que está bien!- dijo el gine y en ese momento empezó a llorar y ya me la acercaron para poder besarla.
Venía envuelta, toda moradita y con los ojos muy abiertos. Después la vistieron con su ropa y le pusieron los pendientes.
Me la entregaron y me dijeron, para ti para siempre. Nos subimos los 3, con nuestra niña en brazos. No me podía creer que
fuera nuestra y que ya la tuviéramos con nosotros. Nunca me había sentido tan orgullosa.
Cuando llegamos a la habitación la puse al pecho, pero no mostró demasiado interés. Pero unas horas más tarde ya empezó
a cogerle el gustillo.
A partir de ahí llegaron días llenos de emociones y bonitos momentos.

Embarazo de Daniela


Antes de la boda ya habíamos pensado ir a buscar un bebé inmediatamente, de hecho lo que más ilusión nos hacía de la boda era la idea de formar una familia. Y nuestra ilusión no tardó en hacerse realidad. El 18-12-2004 me hice un test porque llevaba 2 días de retraso y salió rápido positivo. No lo podíamos creer. Estábamos en casa de mi hermana y salimos los 2 del baño con una sonrisa de oreja a oreja. Estaban todos ( también papá ) en el cuarto de Candela y les dijimos que teniamos que decirles una cosa. Todos reaccionaron rápidamente: no me lo puedo creer! dijo mi hermana. Papá se emocionó mucho y dijo que sería una niña.
A las 5 semanas, vimos que estaba bien implantado. A las 9 todo seguía bien y vimos el corazoncito latir y ya se apreciaba un poco su formita. Después llegó la eco de las 12 semanas y salimos entusiasmados. Se distinguía todo perfectamente, cabeza, bracitos, piernas... Llamamos a casa para contarlo y nos encontramos con la noticia de que se iban al hospital, papá se había puesto muy malito. Al día siguiente moría, coincidiendo con mi cumpleaños, y mi mundo se vino abajo. No podía parar de llorar. Menos mal que Oscar supo animarme y hacerme ver que tenía que cuidar al bebé que venía en camino.
Fueron unos duros meses, llenos de penas y alegrías, pero la vida continuaba y la espera de Daniela nos hizo pasar el trance más fácil a todos.
En la semana 16 nos dijeron que parecía una niña y en la 20 nos lo confirmaron. Nos costó mucho decidir su nombre, yo lo tenía claro, me gustaba Daniela, pero a Óscar no le terminaba de convencer. Al final accedió con la condición de que el eligiría el nombre del siguiente.
El embarazo continuó sin grandes complicaciones, esperando con ilusión cada ecografía. Solo al final apareció la ciática, que me ha quedado de recuerdo.
Fue un embarazo muy deseado y muy disfrutado. Recuerdo a la perfección sus movimientos y lo importante que me sentía de estar creando vida. Nos pasabamos las noches observando la barriga para ver como se movía y adivinando si era cabeza, culo, codo, pie...
Después de la dulce espera, Daniela decidía venir al mundo tras 39 semanas de embarazo, en un sofocante día de verano.