Mi pequeña reina mora ha vivido todo el verano con la ilusión de que se hacía mayor y de que el próximo curso estaría en primaria. Pero nada está siendo como ella se esperaba. Para empezar su profe es un chico, algo que ella ni se planteaba y enseguida mostró su disgusto. "Bueno Daniela, no pasa nada, no? que más da un profe que una profe?" le dije y con cara de enfurruñada me dijo "no me gusta nada de nada" ( no él, sino el hecho de que sea un hombre ).
Está preocupada por las tareas, por la lectura, por si le dará tiempo a ver la tele, por si se acordará de llevar todo lo que tiene que llevar cuando le toque gimnasia... y es que, bajo mi punto de vista, no se están haciendo demasiado bien las cosas. Los adultos perdemos el norte con demasiada frecuencia con los temas de los niños. No puede ser que hace dos meses, estos niños fueran protegidos y acompañados en todo lo razonable por ser de infantil y pasado el verano ya se espere de ellos una autonomía para la que aún no están preparados. Lo he hablado con otras mamás del cole y todas coinciden en que no están contentos, que están desconcertados.
Han pasado de estar en un patio de arena, recogidito, donde solo estaban los niños de 4 y 5 años, a un patio enorme, con miles de niños mucho más grandes que ellos; de una clase en la que se sentaban en grupos de 6, con rincones de juegos y toda repleta de libros y juguetes a una clase en la que se sientan de dos en dos y no se levantan casi ni para ir al baño; de tener una profe amorosa a la que adoraban de hacía tiempo y con sus compañeros de siempre, a un profesor nuevo con muchos niños que no conocen... en fin, que creo que el cambio es bastante importante para niños de tan solo seis años, como para que cuidaran un poco más las formas, ni siquiera el primer día fueron un poco más amables y flexibles...
Todo esto ya me preocupaba, pero para colmo hoy me ha dicho Daniela que se aburre en el recreo, que no juega con los niños, que se lo pasa dando vueltas sola por el patio... Se me rompe el alma de imaginarla. En esos momentos que difícil es que te salgan las palabras adecuadas... Le he dicho que se tiene que dar tiempo, que ahora todo es muy diferente a lo que conocía, que todos están deshubicados, que se acerque a los niños y les pregunte si puede jugar con ellos o que simplemente se acerque y empiece a participar del juego... Dice que es que no le gusta a lo que juegan otros niños y le he dicho que tiene que hacer un esfuerzo, que un día jugarán a una cosa y otro día a otra, que poquito a poco.
Puff, Qué duro pensar que tu niña lo pasa mal, eh? Como digo siempre, la suerte es que ella te lo cuenta y podemos intentar ayudarla.
Después le he preguntado si se sentía mejor tras haber hablado sobre el tema y me ha dicho que sí, que intentará hacer lo que le he dicho, le he alargado la mano ( íbamos en el coche camino del cole ) para que me diera la suya y le he dado un apretoncito. Ay, mi reina mora!!
Creo que lo más duro en la crianza de los hijos, viene cuando no puedes ayudarlos cuando lo pasan mal, pero bueno, no nos queda otra que acompañarlos, apoyarlos y estar disponibles para ellos para lo que les haga falta, sin interferir, porque no podemos, ni debemos hacer otra cosa, son ellos los que tienen que lidiar con las dificultades de la vida, no?
Maaadre mia, y solo tiene seis años! y vienen otros dos siguiéndola de cerca! No me queda nada!