Siempre me ha inquietado perder el control de lo que ocurre con los niños cuando yo no estoy delante y de como les toca lidiar con circunstancias que yo, como madre, preferiría ahorrárselas. Ya, ya se que eso es imposible y además sería insano, pero es que me sale la vena de leona protectora y a veces... me comería a alguien, y que a gusto me quedaría.
Bueno, que me enrollo, el caso es que vino ayer Manuel diciéndome que no se quería poner más una camiseta en concreto porque había un niño que se metía con el cuando se la ponía. Me lo cuenta con pena. En ese momento me enciendo, no se explicar lo que me entra por el cuerpo cuando pienso que alguien se lo hace pasar mal a uno de mis niños.
Se me pasa por la cabeza decirle que ese niño es un idiota y que lo puede mandar bien lejos, pero respiro hondo, me contengo y le explico:
-Gordi, ¿tu sabes el collar ese de la calavera que me pongo a veces? Pues tengo un compañero de trabajo que siempre se mete conmigo porque no le gusta, que me dice que es muy grande y muy feo. Pero yo no dejo de ponérmelo, porque a mi me gusta mucho y la opinión de esa persona no me importa nada. Y yo siempre le digo, si no te gusta, ¡mira para otro sitio!
¿Entiendes cariño lo que te quiero decir?
- Si mamá, pero yo no me pongo más la camiseta - me dice con cara de: "mamá tu ponte el collar todas las veces que tu quieras, pero yo la camiseta no me la pongo más" :)
- Ea, pues ya está, la guardamos para Miguel o para los fines de semana.
Le importará mucho al niño de marras la camiseta que lleve mi hijo... agggggg.